blueous: (w r i t e)
blueous ([personal profile] blueous) wrote2014-07-08 04:22 pm

entre paréntesis /unbeta.

  • Grupo: B.A.P
  • Pareja: DaeJae
  • Genero: au!normal, fluff, romance.
  • Advertencias
  • Resumen: Youngjae es el hijo de la dueña del quiosco que está fuera del supermercado. Sólo un adolescente normal que en alguna parte del camino se enamoró de Daehyun, el chico del perro flaco y feo. Quizá fue entre los paréntesis de la relación.
  • N/A: Dicen que las segundas partes siempre son una horrible secuela de lo primero. Amaba el primer cap. de entre paréntesis, y esta secuela es un asco. So..

 (La realidad no es tan dulce como en Disney.)

 El problema comienza realmente cuando a finales del primer año Daehyun se une a la fiesta junto al departamento de Ciencias Sociales y en medio del tercer vaso de tequila, con las piernas temblorosas y los brazos flojos sobre los hombros de Youngjae le pregunta si recuerda esa vez que se besaron. Y ¡Dios mío! No. No una y mil veces. Porque Yoo Youngjae jamás besaría a su mejor amigo, o no, en realidad al menos no lo olvidaría.

—¿¡El qué!?

—Descuida —El aliento caliente de Daehyun está justo sobre su oído porque para hacerse escuchar allí hay que gritar o hablar a oído —Nunca esperé que lo recordaras de todas formas.

 Hay algo en el tono de voz de Daehyun y en la forma en que sus manos quieren abandonar su lugar que obliga a Youngjae a sentirse mal.

—Daehyun, te voy a llevar a mi habitación porque estás borracho y estúpido.

 Tan pronto la voz llega a los oídos del mayor, Youngjae se vuelve a sentir mal. La sonrisa junto al asentimiento de Daehyun es tan derrotada que duele tomar su mano y sacarlo de la fiesta. Uno de los chicos le mira con cara confundida mientras levanta el vaso de su mano, como diciéndole que aún queda mucha fiesta por delante, sin embargo Youngjae frunce los labios y niega antes de hacer un gesto con la mano para decirle que hablen después.

 El camino hasta la habitación de Youngjae es silencioso y antes de llegar a la puerta Youngjae está seguro que todo es mentira y Daehyun sólo soñó con que se besaban.

—¿Estás bien?

—¿Me podrías dar un poco de agua?

 Youngjae asiente y se quita el abrigo antes de ir a la cocina para tomar dos vasos con agua, los que deja en el velador para volver a la puerta y cerrar. No hay muchas posibilidades que su compañero de cuarto vuelva si estaba junto a Hwayoung en uno de los sillones a pocos segundos se fundirse en uno. Para cuando Youngjae vuelve con los vasos Daehyun está en su cama con sólo una musculosa y los  pantalones de pijama del dueño de cuarto desparramado en la cama. Durmiendo.

El menor no tiene ganas de despertarlo o de quejarse, porque sinceramente también alcanzó a tomar un par de vasos de dudosa procedencia antes de retirarse de la fiesta, por lo que sólo se quita la ropa de más y se escabulle entre las sábanas de Sungjong; su compañero de cuarto.

 (Nunca confiesa que esa noche sueña con un beso de Daehyun.)

 A la mañana siguiente del accidente Youngjae despierta en su habitación solo.

 No es que no esté acostumbrado a las mañanas junto a su propia y simple compañía, ya que en realidad Sungjong es de los pocos que se levanta a la hora para tomar desayuno en la cafetería de la universidad, cuando Youngjae prefiere minutos extras de sueño, sin embargo le molesta que el que se hubiese levantado y cruzado por la puerta antes que él fuese Daehyun.

 Porque un mejor amigo no hace eso.

 Menos después de haber dicho que se habían besado y no importa si es cierto o no, lo dijo y debería comportarse como una persona que besa a otra después de haberlo dicho. Y Youngjae ni siquiera sabe qué es lo que espera exactamente. Era simplemente más que huir por la mañana como un ladrón.

—Por la mierda.

 Casi por media hora Youngjae se queda sentado en la cama con la cabeza entre las rodillas sin saber qué es lo correcto, qué debería hacer ahora. Y no lo decide hasta que Sungjong entra a la habitación con ojeras y un rostro preocupado.

—Me dijeron que te habías ido temprano. Jae —El chico llama la atención de su compañero cuando este no responde ni se mueve en lo que parece demasiado tiempo —, ¿estás bien?

 (Si Youngjae asiente es porque no quiere explicar la razón de sus lágrimas.)

 La vida no viene con un manual, las cosas se aprenden día a día, caída a caída, paso a paso. Youngjae cree que ha aprendido mucho de la vida, mucho más que varios chicos de su edad. Sabe qué hacer cuando a tu madre la vida parece voltearse en su contra, sabe cómo reaccionar cuando todo parece mal y no hay luz, conoce las palabras de aliento y shock que todos sus amigos necesitan: porque él ya las necesitó. Youngjae es consciente de todas las cosas que podría añadir a su manual de vida. Ahora también conoce las que no, porque que tu mejor amigo te diga que se besaron no está en alguna de sus experiencias anteriores e, incluso después de buscar consejos por internet, nada parece realmente algo que funciones.

 La respuesta no llega y Youngjae se convence de que debería tener cabeza sólo para las partes de la constitución que entrarán en el certamen en vez de estar quemándose las neuronas una por una con Daehyun. Así que termina por hacer lo que ha hecho, sin darse cuenta, desde el supuesto beso.

—¡Jung Daehyun!, ¡aquí!

 Fingir que no ha pasado nada.

 Daehyun parece captar el mensaje casi al instante, porque aunque sus ojos se abren levemente cuando el grito de Youngjae llega hasta él a través de la mitad del patio, el mayor sonríe al grupo que espera por él y toma un lugar junto a su mejor amigo con la mejor de sus sonrisas.

—Jae dijo que se fueron tempranos porque fuiste débil. Me siento decepcionado.

 El grupo ríe en conjunto, porque Noori es siempre gracioso y lo es más cuando frunce las cejas tanto, pero en una de las esquinas de ese decágono Daehyun apenas eleva un lado de la cara en una risa patéticamente forzada que Youngjae añade a la lista de cosas que realmente odia de Jung Daehyun.

 (La lista contiene tres cosas junto con esa, las otras dos son el rostro de Daehyun desanimado y lo abultados se ven sus labios desde un par de meses atrás.)

 Cuando llegan la época de exámenes Youngjae no sabe si es cierto que ninguno de los dos tiene tiempo para frecuentarse como antes o es simplemente una de las excusas más pobres que se han inventado. De todas formas no dice nada cuando Daehyun le dice que deberían concentrarse cada quien en sus propios ramos porque estudiar juntos nunca funcionó y no tiene porqué hacerlo ahora, acompañado de una muy molesta risa que no le produce ningún sentimiento aliviador a Youngjae.

—Repítelo hasta que lo creas —Es todo lo que tiene que decir el menor de los dos antes de voltea sobre sus talones lleno de una ira súbita que le hace pensar que no. En realidad lo suyo con Daehyun no tiene razones de peso para ser eterno. Tal como lo fue con Jaebum.

 La ira crece y crece en su pecho hasta transformarse en golpes contra una almohada que no tiene culpa además de no quejarse.

 Desde que Youngjae entró a la universidad y se mudó de casa han cambiado varias cosas de él como persona. La noche del día en que Daehyun le confesó que estudiar juntos nunca fue tan buena idea parece que todas esas cosas se revelan una por una. Las personas con las que pensó que jamás podría hablar le llevan en auto hasta una de esas fiestas a las que él prometió jamás asistir con un sentimiento de querer hacer algo tan estúpido como de lo que siempre se rio con Daehyun.

—Jae-ah —Zitao, uno de los estudiantes de intercambio, le quita el quizá-qué-número vaso de la mano antes de arrastrarlo a su grupo de amigos —Ellos son Yifan-ge, Luhan-ge, Yixing-ge y Minseok-ah. Chicos él es Youngjae.

 Youngjae nota que Zitao está ebrio por la forma en que sus dedos no se cierran con determinación en su brazo y por la risa floja que se le escapa cuando el tal Luhan-ge y Minseok-ah deben dejar de besarse en uno de los sillones para saludar.

 Cuando Youngjae toma un vaso de golpe hasta  no dejar una gota no es porque se haya imaginado a Daehyun en su cuello mordiendo levemente tal como lo hacen los dos amigos de Tao tan pronto el saludo se acaba.

 (O quizá sí.)

 Las resacas no son algo en lo que Youngjae sea bueno, así que Sungjong es el que soporta todos sus gemidos lastimeros a la mañana siguiente.

 La puerta suena con toc tocs a las doce en punto y Youngjae apenas puede pedir con voz de muerto viviente a su compañero que abra porque él ya no tiene fuerzas ni para respirar. Y las fuerzas le abandonan definitivamente cuando la puerta se abre.

—¿Está bien?

 Daehyun.

—Míralo tú mismo. Yo ya no lo soporto.

 Sungjong bufa y sale por la puerta tan pronto Daehyun entra. En ocasiones así a Youngjae le gustaría ser más extrovertido, ya saben, para comunicar sus problemas a su distraído compañero de cuarto.

—¿Yoo Youngjae?

 El aludido tiene en su cabeza mil y una ideas para salir de cualquier situación incómoda, todas las maneras de hacer que Daehyun se dé por vencido con él, mas todo queda en nada cuando lo único que hace el mayor de los dos es dejar caer una bolsa azul en el velador y una sonrisa de los labios.

—Las fiestas no son lo tuyo.

 Es un poco increíble como un mejor amigo afecta en la salud mental de un sujeto, porque Youngjae podría jurar que ese que le está preparando una sopa rápida en la cocina es el culpable de todo este malestar y sin embargo no dice nada y sólo baja la cabeza cuando Daehyun le reprende por no haberle llamado él en lugar de Sungjong. Una risa estúpida que dura casi tres minutos completos cuando Daehyun le cuenta una de las peores jaquecas post-fiesta-universitaria que ha tenido.

 A mediodía Youngjae dormita sobre el pecho de Daehyun a pesar de todas las constantes advertencias del más pequeño de alejarse si no quiere contagiarse.

—¿Te debo recordar que no estás enfermo?

 Youngjae se muerde los labios negando con la cabeza. Porque no necesita recordar que eso que tiene son síntomas de mucho alcohol para olvidar algo que, en primer lugar, no recuerda.

 La tarde pasa tan rápido que Youngjae no alcanza a enterarse en qué momento la cabeza dejó de latir con fuerza para traspasar los golpes frenéticos a su pecho. E incluso sin saber no duda en acercarse más al cuerpo adormilado de su mejor amigo cuando despierta por segunda vez. Se queda allí hasta que Daehyun bosteza casi en su oído antes de notar que él también está despierto y cerciorarse que ahora, además, está libre de cualquier resultado no deseado de las bebidas alcohólicas de la noche anterior.

 En la posición en que se encuentran a eso de las tres de la tarde ya han estado muchas veces, así que ninguno de los dos hace nada por detenerlo y sin embargo esta vez hay algo diferente.

 (Quizá tenga que ver con el beso que Daehyun le da en la coronilla antes de irse y que parece haber correspondido a otro lugar más cerca de la boca.)

—Yo creo que te estás paranoiqueando. El hecho de estar extremadamente paranóico —Aclara Hwayoung cuando el chico le mira con la cara arrugada en cuestionamiento.

 Youngjae decide que debe contarle todo lo que le pasa a alguien y, por primera vez en mucho tiempo, su mejor amigo no es opción.

 Hwayoung le parece la más correcta, simplemente porque fue ella la que casi besa a Jiyeon en una de las fiestas y, en realidad, Youngjae no está tan segura que no lo haya hecho una vez encerradas en su habitación. Pero el punto no es ese. Quizá el punto era encontrar a alguien que le dijera lo bien que se vería junto a su mejor amigo, porque en realidad han sido una pareja que no se besa desde hace meses.

 Tal vez no necesita respuesta de nadie excepto él mismo.

—¿Por qué dices eso?

—Porque, por cómo lo cuentas, parece que tú jamás has quero nada de nada con él —Las cejas de ella se elevan y su cara se inclina, todo bajo el letrero de “peligro” para el chico —, entonces me haces asumir que sólo crees que te gusta porque él lo dijo primero, ya sabes. Como cuando una chica te dice “oppa, te quiero” y ustedes, hombres idiotas, no pueden decir directamente “no, no me gustas, no eres de mi tipo y me gusta el pen-“

—¡Hwayoung!

—Bueno, bueno. El punto es que estás hablando casi como si no tuvieras otra opción más que aceptar y, ¿te digo algo? Estás haciendo excusas, porque yo sé (y no digas que tú no) que se te revuelve el estómago cuando Dae nota que nuestros chistes no te hacen gracia y te hace caras para que no quedes afuera. Y sí, todos lo notamos.

 Youngjae termina frustrado, abrazado al cuerpo de su amiga intentando no prestar atención a sus propios pensamientos mientras siente el estómago bajo su cabeza vibrando por la risa que le produce “The Big Bang Theory”.

 (Al menos Youngjae deja de negárselo a sí mismo.

 No a los otros, a pesar de todo.)

 Sungjong le está mirando expectante, como pidiendo una explicación porque él este allí.

—No salí, ¿vale?

 El más delgado de los dos mira al techo y después de nuevo a los ojos de su amigo con la misma duda de antes impresa en ellos. Porque si Daehyun salió de fiesta, no debería también estarlo Youngjae. Pegado a él sin dejarlo bailar apenas como lo ha hecho en las casi veinticuatro fiestas que han pasado.

—Ya…

—No soy la novia de Daehyun. No tengo que andar pegado a él. ¿Vale?

 La risa de Sungjong no hace más que aumentar la vergüenza de Youngjae que se arroja contra la cama hasta que su compañero de cuarto ya se ha ido.

 Lo cierto es que estaba vestido y arreglado para ir a encontrarse con su mejor amigo antes de la fiesta. La idea era hacer lo mismo de siempre, calentar en el cuarto de Daehyun con Heechun: el compañero de cuarto con cara de bebé e hígado de vikingo. Hasta el último momento Youngjae seguía convencido de que vendría para él una hermosa noche. Hasta el último momento en que recordó la última vez que Daehyun y alcohol se mezclaron.

 Fue justo entonces que, casi su cuerpo más rápido que su cerebro, tecleo un “me siento mal, pero no tan mal como para que me vengas a ver. Vayan a la fiesta, nos vemos mañana Daechu” y se quitó toda la ropa apretada para reemplazarla con un pijama

 (Sólo agrega más estupidez a lo que ya hizo, pero casi a las una de la mañana, de estómago y sintiéndose realmente bien, envía un mensaje a Daehyun.

“Daechuuuuu. estómago heul heul ;h; ¿me traes remedios?”

 Los tres minutos que tarda su vibrador en alertar una llamada entrante de Daehyun que se resume en “espera un poco” son los tres  minutos más trágicos en la vida del menor.)

 La situación es incómoda, estúpida y vergonzosa.

—No te duele estómago, ¿cierto?

—Eh… —Youngjae se queda en la puerta de su propia habitación intentando estar tan mal como le es posible sin estarlo en realidad —, ¿por qué?

—Te conozco, tienes cara de enfermo y cuando estás enfermo pones cara de sano.

 Esa lógica es, o demasiado estúpida para el entendimiento, o realmente inteligente.

—Y de todas formas estoy aquí. Me sacaste de la fiesta y ahora me entretendrás toda la noche.

 Youngjae debe estar realmente loco, pero las palabras suenan tentadoras.

 Al final entretener a Daehyun es siempre en la cama. Y no. No así.

 Los dos chicos hablan hasta que el sol sale por la mañana. Hasta que los ojos les pesan y deben mantener las pablaras flotando a pesar de que incluso sus labios parecen adormecidos. La casi nula borrachera con que Daehyun llegó a la habitación se había disipado con risas flojas y cambios de posición para despertar el brazo dormido.

 (Youngjae no se da crédito por nada de eso. Prefiere dejarlo todo a su conversación con Hwayoung, porque si después da un paso en falso puede responsabilizarla a ella también, pero desde ese día las cosas cambian.)

 Después de todo la universidad es la época de experimentar y está de moda enamorarse de tu mejor amigo, o algo así, y a veces las modas no son tan malas y en realidad son todas excusas porque si fuera por las razones que comienza a dejar caer su cabeza en el hombro de Daehyun podría llegar a decir que es culpa del dictador de Corea del Norte (Sí. La política es siempre la culpable).

 El cambio Daehyun no lo nota de inmediato, demasiado acostumbrado a engañarse a sí mismo para no crearse ilusiones. Youngjae se frustra un poco mientras su mejor amigo sólo quita la mano con un “disculpa” cuando él roza con su dedo meñique el contrario.

 Al menos Youngjae puede reírse cuando Hwayoung se golpea la frente contra la mesa, tanto o más frustrada que su amigo.

 Y de todas formas no se detiene. Comienza a acercarse a Daehyun de formas más íntimas dentro de la poca y nada de sutileza que eso requiera.

—Dejen de coquetearse allí.

 Noori tira un palillo ya ocupado y vuele la vista a su libro frustrado. El segundo año comienza de la nada y los ramos junto a un pequeño “II” tras los nombres no hacen la vida de ninguno más fácil. Youngjae se cuestiona medianamente que tan buena idea fue partir su plan de conquista junto al nuevo año, pero desecha las dudas tan pronto Daehyun le acaricia la oreja para devolverlo a la tierra.

—Nop. No tienes fiebre —Es un susurro que llega sólo a los oídos de Youngjae y Daehyun retoma la conversación con el tono de doctor que siempre ha usado para defender sus ideas estúpidas —. No respondiste nada a la provocación de nuestro adorado Noori y pensé que tenía fiebre, pero no.

 Uno de los puntos a favor del plan es la forma rápida y perspicaz en que su cerebro lo usa para desinhibir todas las cosas a las que se retenía antes en un inconsciente.

 Youngjae arruga la nariz y acerca su cara al perfil de su amigo para abultar el labio inferior.

—Sí, tengo fiebre.

 Es imposible no reír cuando la respuesta de Daehyun viene en partes y tartamudeos y un “Tao, ven” todo sofocado para salir del círculo y la proximidad.

 (Hwayoung desde el otro extremo de la mesa que utiliza el grupo ahora porque la lluvia no deja mucho que hacer en el patio levanta el pulgar y Youngjae se siente efectivamente bien.)

 Era tan lógico que cuando se lo refriegan en la cara Youngjae se quiere jalar todos los cabellos uno por uno.

 Tao está en su habitación, las ojeras más marcadas que nunca y las palabras reverberando en la cabeza de Youngjae. Porque era tan lógico. Finalmente la risa.

—¡No te rías! —Grita Zitao con un coreano difícil y chino que le crispa los nervios a Youngjae mientras sigue riendo —Esto es serio.

—Solucionaré tus problemas pequeño extranjero.

 Zitao hace el además de reír pero sólo rueda los ojos mientras se acomoda el gorro del polerón y se dirige a la puerta.

—Por favor.

 Las suplicas del estudiante de intercambio son canto de ángeles para Youngjae que no puede evitar cuestionarse su propia sanidad mental por todo lo que queda de tarde y por lo que le vendrá de tiempo hasta poder cumplir su promesa.

 (¿Cómo es posible que Daehyun le estuviese pidiendo consejos a Tao sobre cómo deshacerse de las mariposas en el estómago que le producía su mejor amigo?) 

 Todas las ganas que Youngjae tiene en la cabeza y estómago y manos y en todo el cuerpo de, la siguiente vez que lo ve  después de hablar con Tao, tirarse encima de Daehyun y decirle que él tiene miedo y es estúpido pero realmente le quiere besar hasta que ambos queden cansados y sin aliento se quedan en eso; ganas.

 Porque el destino no es tan lindo y las hadas madrinas se toman vacaciones en épocas de exámenes finales.

—Á-bre-me.

 Youngjae sonríe, caminando hasta la puerta de su habitación para recibir a Daehyun.

—¿Cansado?

 La respuesta es limitada: un golpe en el estómago. Youngjae lo toma como un sí de cualquier modo. La semana ha sido realmente pesada para los de traducción, sobre todo cuando a uno de los maestros se le ocurrió que sería realmente buena idea llevar a los quince mejores a una agencia de viajes para hablar con españoles y mexicanos reales que sólo les terminaron de frustrar. Daehyun pasó al menos toda la tarde reclamando porque los hombrecitos hablaban muy rápido y con tonalidades diferentes y llenos de modismos que no estaban para nada en su diccionario mental. Desde hace dos semanas el evento y el mayor de los que se tienden en la habitación sigue con la moral por el piso.

 Youngjae espera que los dulces que le envió su madre cuando le fue a dar una rápida visita le sirvan al menos un poco.

—¿Fuiste dónde tu mamá?

—Te lo dije al menos infinitas veces Daehyun.

 El aludido sólo levanta los hombros dejando el libro de lado y pasando los brazos por sobre el estómago de su mejor amigo para pegarse más a él.

—No necesito estudiar. Llevo en eso al menos desde que salí de la oficina y ya estoy mareado.

—Yo sí —Le corta al final Youngjae con el calor en el estómago y los nervios de puntas porque al parecer Zitao decidió que la mejor idea era acorajar a Daehyun, que últimamente no había hecho más que ser más directo con los acercamientos ocasionales, pero siempre yendo en reversa cuando Youngjae quería poner de su parte también —, a menos que propongas algo mejor.

 El agarre se tensa un poco y el menor de los dos tiene la esperanza de que la idea interesante sea exactamente la que se le pasa por la cabeza.

—Toda la razón. Mejor estudia.

—Vale. Jung Daehyun, tenemos que hablar.

 Youngjae lo ha planeado en su cabeza al menos diez veces, de las cuales tiene una favorita (una muy idiota que incluye a Daehyun sobre él susurrando en su oído un “¿no recuerdas?, ¿quiere que te haga recordar?”. E incluso pensarlo le da escalofríos) y una no-tan-favorita. Increíblemente está pasando exactamente la segunda. Porque ser él el de la iniciativa y los nervios no es para nada agradable ni favorito ni nada.

—¿Hablar?

 El agarre de Daehyun sigue intacto y Youngjae se enfurece un poco.

—Hablar. Hablar. Dejar de ser unos idiotas, porque estás siendo idiota.

 No hay respuesta. Daehyun no dice nada y Youngjae tampoco, ya ha dicho más de lo que tenía previsto y se le han agotado las palabras y los cojones, así que calla. No se queja cuando la cabeza de Daehyun vuelve a recuperar su peso y casi parece que el mayor se ha quedado dormido. ¿Qué hacer? ¿Qué hacer cuando ya hizo lo que podía? Youngjae está pensando en que todo es ilógico, que probablemente lo del beso fue un sueño y que Hwayoung tiene razón cuando lo dijo que todo era producto de la confesión de Daehyun. Youngjae quiere creerlo y está a punto de hacerlo, a pesar de las ganas de llorar y el nudo en la garganta cuando Daehyun tose.

—Hablar —Musita adormilado al mismo tiempo que sus miembros se separan del cuerpo contrario y el dueño de estos se incorpora —. Hablar y dejar de ser idiotas. Porque ambos estamos siendo idiotas.

 Youngjae para entonces casi ha perdido el hilo del momento demasiado concentrado en no pensar en nada que le aumente las ganas de gritar y golpear justo en la cara a su mejor amigo. El comentario lo atrapa apenas y le suena demasiado ambigua para su propio bien.

—¿Quieres que te hable? Vale —Hace frío y los dientes le castañean al mayor cuando se sienta totalmente en frente del otro —Mi nombre es Jung Daehyun, soy de Busan y vivo en Seúl desde que mi padre se consagró como cirujano. Nunca fui realmente sociable, pero soy chistoso, así que me llevo decente con todos mis compañeros donde-sea que vaya. En el último año de secundaria me comenzaron a preparar para mi nueva vida en la universidad, lo que incluyó a mamá recordándome cada cinco minutos que debía tomar decisiones y a papá en algo que él llamaba “consolar”, que no era más que decir que ahora empezaba de verdad y todo lo que no quisiese lo podía desechar en el año porque sólo lo que saliera de preparatoria conmigo se quedaría para siempre y ¿sabes? Odio para siempre. No me gusta, me hace sentir responsable de algo que no quiero, así que me aislé. Me aislé desde finales del penúltimo año hasta que comí todo el chocolate en polvo de la casa y me aterré. ¿Me creerías que hasta entonces no había tenido un mejor amigo desde los cuatro? Y entonces el guardia me dijo que no podía entrar con perros al local y me aterré y vi a un chico simpático en el quiosco y le tendí la cuerda del perro y por un segundo creí que no sería malo olvidar el chocolate y hablarle por un rato más, pero este chico no tenía cara de nada, por lo que desistí de mi idea y en-, no, espera, no me mires así, mi historia es larga. Cuando mamá avisó que iría a comprar y yo dije que la quería acompañar ella me miró raro, porque yo sólo la acompañaba los miércoles que salía temprano del colegio, pero quería ver al niño del quiosco, porque sí y porque desde que tengo doce sé que las chicas no son lo mío. Así que fui, compré lo primero que se vino a la cabeza y me odié porque había comprado allí tantas veces y jamás había prestado la atención que este chico se merecía. Aparecí en su quiosco casi todos los días desde entonces y se hizo mi mejor amigo. Odio las historias planeadas, son un asco, entonces cuando comencé a pensar más en ti que en mi estómago vacío me di cuenta que algo raro estaba pasando y me asusté y no te hablé casi por una semana completa, pero no resistí y volví al quiosco y tú te alegraste y yo me dije “vaya, le importo” y eso me hizo tan estúpidamente feliz que te odié a ti también un poco, pero luego me di cuenta que era estúpido, porque lo último que hago es odiarte.

—Dae.

—No. De verdad, voy a hablar todo lo que no he hablado desde que nos besamos. Porque mi intención nunca fue llevarte al café, siempre pensé que emborracharte en mi casa era la mejor forma de pasar una graduación y besarte siempre fue el plan, porque si lo hacía no había vuelta atrás, entonces lo hice y fue horrible —Una risa corta se escapa de los labios de  Daehyun mientras recupera el aliento al observar el rostro levemente molesto de su amigo —, porque besas malditamente bien, pero al día siguiente no recordabas nada y yo no tuve los cojones para decírtelo hasta que me emborraché de nuevo ¡y eso sí fue horrible! Youngjae, no me hablaste, no me hablaste por semanas. Era tu cara mirándome y tu boca moviéndose, pero no me hablabas y decidí que lo mejor era fingir que no pasaba nada y de pronto de un día para otro: bum, me tomaste la mano. Entonces ahora andas así y no te entiendo, porque juro de rodillas en el piso que jamás me correspondiste.

—No te amo. No te amo, no sé si me he enamorado alguna vez así que no te amo. Pero me gustas.

—¿¡Ves!? Este no eres tú, tú deberías estar golpeándome ahora porque soy homosexual.

 La voz de Daehyun es de pronto alta y Youngjae no quiere que nadie escuche toda esta revelación nocturna, así que lo besa.

 (Daehyun hace un sonido de hombre que se ahoga al mismo tiempo que sus labios se parten y sus manos encuentran exactamente donde reposar.)

 (Quizás así es como debió ser desde siempre. Quizá no, pero así se siente.)

 (Y Youngjae no entiende como pasó, sólo sabe que le han enseñado que los paréntesis son utilizados con frases en contratos que tienen sentidos por sí mismas de forma independiente al texto general y él, tal vez, se ha comenzado a enamorar de su mejor amigo en los entre paréntesis de la relación, con momentos que no parecían tener sitio entre los dos y que sin embargo lo tiene allí, golpeando a un Daehyun sonriente.
).